El Baúl de mis secretos
100 x 100 cm.
abril 2012
Una tarde cualquiera de cualquier día, en esas horas que
parecen pensadas para adormecer el pensamiento cansino y la sin razón. Hurgué
entre “el que hago aquí”, y pensando en lo que soy, lo que fui . . . o sigo
siendo.
Entre la fatiga moral y la apatía, me rendí embargado en un
recuerdo donde guardaba aquellos secretos inconfesables que hasta yo negaba al
recordar, menos reconocer que los alentaba ferozmente alojados en un baúl donde
se mezclan, se acomodan en el lugar menos adecuado de nuestra personalidad, y
como la materia, ni se destruyen ni desfallecen en su intento de salir o
destacar. Sólo se transforman en lo que en ocasiones se les antoja, sin pedir
permiso ni perdón.
Agotado y rendido por aquel servilismo a mis secretos. Abrí
el Baúl dejando entrar una brisa que mecía mi desaliento y que sólo yo
comprendía, refrescando mi futuro.
No esperes a que nadie abra tu Baúl . . . como en una gran
obra de teatro y máscaras, cada secreto es un pequeño títere que debe salir a
escena y saludar a su público, formando parte de nuestra pequeña farándula.
Kalatea
No hay comentarios:
Publicar un comentario